Receptora de éxitos
La coruñesa Antía Rodríguez forma parte de la selección española juvenil, de concentración permanente en Soria, que la semana pasada se clasificó para el Europeo de la categoría
MARÍA VARELA | A CORUÑA Antía Rodríguez (A Coruña, 1995) forma parte de una de las generaciones con más futuro del voleibol femenino español. A sus 15 años es la receptora de la selección nacional juvenil que se encuentra de concentración permanente en Soria y que acaba de conseguir la clasificación para el Campeonato de Europa de la categoría que se disputará en mayo en Turquía. “Hacía diez o doce años que España no lo conseguía, así que nosotras ya hemos cumplido”, bromea la jugadora coruñesa.
“Estuvimos en Italia, en un pueblo a 300 kilómetros de Roma, donde nos jugábamos la clasificación con Lituania, Holanda, Rumanía y la selección local. Ganamos todos los partidos y en la final nos pusieron con Italia porque habíamos sido los dos mejores equipos. Fue un partido muy intenso y bonito, sobre todo porque el verano pasado, cuando yo todavía no estaba con la selección, España le había ganado a Italia por 3-2 y las italianas buscaban la revancha. Al final nos ganaron también por 3-2”, comenta.
Antía, formada en el Zalaeta coruñés, se trasladó el pasado mes de septiembre a Soria para iniciar la concentración permanente en el CAEP, un centro de promoción deportiva, aunque estuvo a punto de decidirse a no ir: “Primero se interesaron por mí y a mí me apetecía ir, pero cuando me dijeron definitivamente que sí que me cogían, entonces dije que no. Al final fui porque me llamó el entrenador para convencerme y también porque hablé con María, una compañera del Zalaeta que había estado el año anterior, que me aconsejó que fuera, ya que era una oportunidad única y que valía mucho la pena”.
Allí convive con atletas, triatletas y otras jugadoras de voleibol. “Somos 14 niñas y con ellas juego en el CAEP Soria en la Liga FEV. Después, para los partidos de la selección española, vienen otras chicas, que prefieren no estar de concentración permanente porque en sus equipos se pueden formar bien”. Se estrenó ya en octubre en un torneo bilateral con Portugal, encima en una posición que no suele ser la suya. José Miguel Serrato, el entrenador de la selección, decidió que ante la lesión de su líbero sería la coruñesa la encargada de ocupar su puesto. Pasó el examen con nota, pues fue una de las artífices de las victorias españolas. Después, a finales de 2010, jugó un torneo en el que se enfrentaban un combinado nacional A y uno B. Ella quedó encuadrada en el B, pero el técnico español se fijó en su buen hacer y decidió pasarla al equipo A, el que iría a Italia a buscar una plaza para el Europeo juvenil.
Cuatro meses en Soria le han servido para mucho. No se arrepiente para nada de la decisión que tomó de dejar A Coruña —”estoy muy contenta, tengo para dos años aquí y ojalá que puedan ser tres”, admite—, se ha asentado entre las mejores jugadoras de su edad e incluso ha cambiado de puesto. “En el Zalaeta solía jugar como central, sobre todo porque allí era de las más altas, pero aquí soy de las más bajitas —mide 1,78 metros— y el entrenador vio que recibía bien y me reconvirtió en receptora, aunque también juego de opuesta”.
Aún por encima, las cosas le están saliendo a pedir de boca. Junto a sus compañeras del CAEP Soria se confirman día a día como una de las mejores generaciones de voleibol. Con el equipo en la Liga FEV están consiguiendo grandes resultados. Casi todas son quinceañeras y se codean con mujeres mucho más hechas y a pesar de ello llegaron incluso a liderar la competición. Ahora son segundas y con posibilidades de acabar entre las primeras. “Está muy bien, porque el CAEP casi siempre acaba en la última posición”, admite. Con España ya han hecho historia después de clasificar al equipo para el Europeo después de 12 años. “Ese era nuestro objetivo más claro de la temporada y ahora que ya lo hemos logrado, vamos a por la clasificación para el Mundial”, anuncia.
“Estuvimos en Italia, en un pueblo a 300 kilómetros de Roma, donde nos jugábamos la clasificación con Lituania, Holanda, Rumanía y la selección local. Ganamos todos los partidos y en la final nos pusieron con Italia porque habíamos sido los dos mejores equipos. Fue un partido muy intenso y bonito, sobre todo porque el verano pasado, cuando yo todavía no estaba con la selección, España le había ganado a Italia por 3-2 y las italianas buscaban la revancha. Al final nos ganaron también por 3-2”, comenta.
Antía, formada en el Zalaeta coruñés, se trasladó el pasado mes de septiembre a Soria para iniciar la concentración permanente en el CAEP, un centro de promoción deportiva, aunque estuvo a punto de decidirse a no ir: “Primero se interesaron por mí y a mí me apetecía ir, pero cuando me dijeron definitivamente que sí que me cogían, entonces dije que no. Al final fui porque me llamó el entrenador para convencerme y también porque hablé con María, una compañera del Zalaeta que había estado el año anterior, que me aconsejó que fuera, ya que era una oportunidad única y que valía mucho la pena”.
Allí convive con atletas, triatletas y otras jugadoras de voleibol. “Somos 14 niñas y con ellas juego en el CAEP Soria en la Liga FEV. Después, para los partidos de la selección española, vienen otras chicas, que prefieren no estar de concentración permanente porque en sus equipos se pueden formar bien”. Se estrenó ya en octubre en un torneo bilateral con Portugal, encima en una posición que no suele ser la suya. José Miguel Serrato, el entrenador de la selección, decidió que ante la lesión de su líbero sería la coruñesa la encargada de ocupar su puesto. Pasó el examen con nota, pues fue una de las artífices de las victorias españolas. Después, a finales de 2010, jugó un torneo en el que se enfrentaban un combinado nacional A y uno B. Ella quedó encuadrada en el B, pero el técnico español se fijó en su buen hacer y decidió pasarla al equipo A, el que iría a Italia a buscar una plaza para el Europeo juvenil.
Cuatro meses en Soria le han servido para mucho. No se arrepiente para nada de la decisión que tomó de dejar A Coruña —”estoy muy contenta, tengo para dos años aquí y ojalá que puedan ser tres”, admite—, se ha asentado entre las mejores jugadoras de su edad e incluso ha cambiado de puesto. “En el Zalaeta solía jugar como central, sobre todo porque allí era de las más altas, pero aquí soy de las más bajitas —mide 1,78 metros— y el entrenador vio que recibía bien y me reconvirtió en receptora, aunque también juego de opuesta”.
Aún por encima, las cosas le están saliendo a pedir de boca. Junto a sus compañeras del CAEP Soria se confirman día a día como una de las mejores generaciones de voleibol. Con el equipo en la Liga FEV están consiguiendo grandes resultados. Casi todas son quinceañeras y se codean con mujeres mucho más hechas y a pesar de ello llegaron incluso a liderar la competición. Ahora son segundas y con posibilidades de acabar entre las primeras. “Está muy bien, porque el CAEP casi siempre acaba en la última posición”, admite. Con España ya han hecho historia después de clasificar al equipo para el Europeo después de 12 años. “Ese era nuestro objetivo más claro de la temporada y ahora que ya lo hemos logrado, vamos a por la clasificación para el Mundial”, anuncia.